Después de despedir al chico este, nos fuimos al hostal que habíamos reservado a dejar el equipaje, y de ahí a dar una vuelta por el centro de Toronto, pero sobre todo por el PATH, que son los túneles subterráneos que recorren todo el centro, ya que estaba lloviznando. En resumen, que el sábado por la tarde apenas hicimos nada más que cenar y tomar una cerveza.
El domingo, sin embargo, el día amaneció muchísimo mejor y pudimos recorrer gran parte de la ciudad sin problemas. Visitamos la universidad de Toronto, la parte del lago, el Skydome, la CN Tower (solo por fuera), y alguna que otra cosa más. La verdad es que nos dimos una buena caminata.

Por la tarde fuimos a casa de Lori por dos motivos: para que Lori y Ryan le conocieran y para asistir a la fiesta que había allí dado que era el cumpleaños de Ryan y no podíamos faltar. Otro cumpleaños filipino, esta vez sin karaoke, pero lleno también de comida y de niños corriendo de un lado para otro. Estuvimos cenando, viendo como Ryan soplaba las velas de la tarta y poco más, ya que era domingo y al día siguiente había trabajos y colegios, así que no nos recogimos muy tarde. Por cierto, alucinaron con las rastas de Pablo y no paraban de preguntarle si eran falsas, porque no se creían que pudiesen ser tan largas (esto no se lo leáis a la abuela).
Ya el lunes terminamos de visitar lo que nos faltaba por ver, como el museo de Ontario (que es mejor la estación de metro que el propio museo), el parlamento de Ontario, la galeria de arte, el ayuntamiento nuevo y el viejo, el Salón de la Fama del hockey y, por fin, la CN Tower por dentro.Allí echamos un buen rato mirando por los ventanales y leyendo los datos y los records (absurdos) que se habían batido en la torre. También debido a que ya habíamos visto todo y aún faltaban 4 horas para el partido de los Raptors que era el último evento de la visita (acabó de descubrir que las fotos buenas de la Torre las tiene Pablo en su cámara, así que imagino que ya las colgará él en su blog).


Ante la necesidad de hacer tiempo antes de que empezase el partido, encontramos varios motivos de entretenimiento, ninguno de ellos satisfactorio: intentamos buscar la entrada de jugadores para hacernos una foto con Calderón, pero no fue posible; estuvimos sentados un rato en la estación de al lado del pabellón, pero no nos echaron monedas; fuimos a jugar a las actividades de entretenimiento que ponen a la entrada del pabellón, pero no estaban abiertas aún. Vamos, que nos aburrimos un poco, aunque luego ya abrieron las atracciones y estuvimos echando unas canastas, tirando a una portería de hockey, haciéndonos la foto de "Fans oficiales del partido" y chusmeando en la tienda oficial, pero no compramos ni unas miseras manos de gomaespuma porque era todo carísimo.
Al final vimos el partido y Toronto ganó a Miami sin pena ni gloria, pero Pablo ha querido contribuir altruistamente a la edición de este blog con su propia crónica del partido (la cual suscribo completamente):"Rompetechos me tiró una cerveza que había pagado como si fuera 'Moet et Chandon' y por la que tuve que enseñar el carnet, la gente no paraba de comer pizza y otras guarrerías y la tía de al lado y su novio no dejaron de levantarse en todo el partido. Además, repartieron premios para todos menos para nosotros. Pero bueno, lo pasamos bien, y para muestra véase la foto."
Al final poco más, cenamos y le acompañe a la estación de autobuses donde cogió el último que le llevó plácidamente de regreso hasta Montreal.
















